viernes, 1 de mayo de 2020

Fugaz



Tras despertar

sobresaltado

del sueño en el que

la serpiente

muerde

a mi abuelo,

me hallo

descalzo

y los olores son

nuevos.




Quiero

permanecer quieto,

escuchar la tormenta.




Me he puesto cachondo

al ver un documental

de antrópodos,

pero en cambio

no consigo

quitarme de la mente

esos plátanos que

no maduran nunca

encofrados

en su maldito frutero.




Recordar de soslayo

un tiempo cuando

aún nevaba.




Salgo a la ventana

y presiento que

todos mis amigos

me han olvidado

o han muerto.




Y ya ni siquiera

soporto el olor

de mi propio aliento.

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