viernes, 4 de febrero de 2022

Le chien qui s'appelait "Vitrine"


No nos quedaba mucho aire
entre aquella oscuridad
que nos atosigaba,
en la poluta y húmeda bodega
del carguero Winnipeg.

Otros antes que nosotros,
más listos, dichosos y cuerdos;
ya habían sonreído allí parapetados
a la muerte,
como aquella vez
el divino Charriere frente al mar Caribe,
a punto de enloquecer.

Sabíamos al menos,
que habíamos cruzado
la línea equinocial,
pues chinches, pulgas y piojos
llevaban días sin atarearnos.

Ansiosos por aparentar
más de lo que éramos
por si nos desembarcaban ya fríos
dentro de una madera de pino,
llevábamos las mangas sucias,
de barro y roña,
tras lustrar con ellas
nuestros zapatos.

Qué mala suerte la nuestra,
el llegar a comprender tan tarde
que "izquierda" o "derecha",
solo adquieren sentido
dependiendo del punto
hacia el que te diriges en la vida.