Existir se traduce a veces
en esa intermitente tensión,
indecisa, a la deriva,
entre la cruda angustia
y la exigua desesperación.
La exigencia y la búsqueda
del Yo,
en el Otro.
La contínua insatisfacción.
Lo ilimitado en lo finito.
Es intrincado ser coherente.
Y desaparecer.
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