jueves, 1 de agosto de 2013

Búscame bajo el magma. Donde nadie vive y todos se consumen. Lentamente.

Llevaba dos días sin dormir y todo parecía mostrarse al fin con asombrosa claridad a excepción de las cuantiosas alucinaciones que sufría. Había sirenas de voz ronca, afónica, descansando junto a la orilla de islas perdidas. Tierras en donde las jóvenes, en caso de necesitarlo, machacaban y esnifaban las pastillas del día después. Asustadizo, escuché dentro de mí: <<Ni se te ocurra intentar engañarme. No olvides que "yo" ya he sido "tú" con anterioridad.>> Y justo antes de correrme y dar rienda suelta a toda la animalidad reprimida de las últimas semanas, de nuevo los susurros y me pregunté: -¿Qué coño haces en esa jodida iglesia Alfie? ¿Acaso te has dejado domesticar como el maldito zorro del "Principipito"? Has comenzado a arrastrar los pies y la ciudad no parece comprenderte ya. Caído en el último olvido, Wagner durante tres insoportables días en la radio y el slogan de un tal falso Confucio: "Cuanto más en calma esté el agua del río, más uniforme y fiel será tu reflejo en ella."-
Tan solo espero que mi terapeuta haya cogido vacaciones en Julio. Resulta complicado digerir ciertas cosas. Subir y bajar, correr sin rumbo y tomar aliento desde la más oscura azotea, vaciar toda la arena perdida del desierto de los bolsillos de mis tejanos. Sumergirme en dos taciturnos ojos y poder respirarte tomando un último impulso.

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