viernes, 10 de mayo de 2013

De Anima

Tras permanecer llorando durante media hora bajo la ducha, Danny me sacó del baño sin mediar palabra y me sentó sobre mi cama. A pesar de colocarse frente a mi, no pude mirarle a los ojos. No quería ver la cara de nadie. Suspiró profundamente durante unos segundos, como lamentándose, sin saber por donde comenzar aquello que quería decirme. Después de un buen rato en silencio, juntó sus manos y en tono muy pausado y grave me dijo:
-¿Sabes? Lo que pienso decirte no es nada nuevo. No va procurarte una salvación, no soy un curandero de las palabras. Una vez haya terminado, seguirás sumido en tu mierda. Continuarás sin poder dormir. Se que es complicado sentirse solo en una cárcel tan grande como esta. Es más fácil conciliar el sueño cuando tienes la conciencia tranquila, no extrañas a alguien que consideras importante y tienes el estómago lleno. Pero eso ya lo sabes. Puede que no sepas que coño vas a hacer. Ni siquiera como lo vas a hacer. En cambio has de tener claro que lo vas a hacer. El resto no importa. Ni una puta mierda. Mírame. La vida se parece a un campo de golf, ¿has jugado al golf alguna vez? No, claro que no. Los primero golpes que das, suelen ser sencillos. La bola cruza los cielos, a trompicones y rachas. Es importante estar bien equipado para jugar al golf. Se requiere de un buen número de palos, un "caddie" o ayudante, y por supuesto la preparación propia y destreza que atesora el propio golfista. Esta indudablemente puede ser innata o adquirida, dependiendo del jugador, su forma física y la experiencia desarrollada a lo largo del tiempo. Lo importante es que al final, la jodida pelotita acabe en el hoyo. ¿Sencillo, verdad? Sí, así es. Desgraciadamente, en los campos de golf existen baches, "bunkers" de arena en los que todo jugador ha incurrido alguna vez en su carrera. No conocerás a ninguno, que no haya tenido que salvar un "bunker". Cuando la bola cae en uno de dichos baches, el jugador ha de saber como sacarla de allí, pero en ocasiones el palo que escoge no es el indicado o la postura no es la adecuada y al golpear la bola, esta acaba por hundirse aún más en la arena. Es fácil desesperarse en tal tesitura, teniendo en cuenta que cada golpe fallado relega al jugador a una posición inferior en la competencia con el resto. Puede que, al elegir otro palo y otro y otro, la bola comience a sumergirse más aún con cada golpe. De aquí la importancia de lo mencionado antes, "caddie", preparación y experiencia. Lo primordial, es acabar la partida, sin otorgar importancia a la posición y aprender como enfrentarse a los siguientes hoyos. Piensa sobre ello.-

Al acabar, se levantó y abandonó la habitación sin mirar hacia atrás. No mentía. No acababa de sentirme mejor con sus palabras. Después, pensé en ellas por un tiempo. ¿Cuales eran los palos? Y el maldito "caddie"? Fue inútil. Hice un par de llamadas desde la cocina, salí a comprar cigarrillos en Mahadmoud's y corté la ciudad con mi estela, confiando ciegamente en la noche. No había venido al mundo para ser golfista, eso estaba más que claro. Se me daba mejor pasar inadvertido ante el objeto de mi deseo, soportar el ser ninguneado y olvidado. Convertirme al fin en un mueble de IKEA. Una mierda de un metro setenta y ocho centímetros con ganas de dejar de existir.

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