Muriendo un ápice más, a cada instante que se evapora, sin reservarme la necesaria sensación de haber obrado provechosamente. Y acompañado por la férrea convicción de haber defenestrado la esencia del tiempo por la borda de este barco que navega por siempre a la intempestuosa deriva. Constreñidos mis intestinos, claman clemencia intuyendo el fatídico final que la función les reserva. La mirada encendida en la honda oscuridad y mi ser convenientemente agarrotado, suplican por que el "momentum" definitivamente se consuma. Puede que la jaqueca se expanda. Se torne magna y el delirio asome su rota voz tras los resquicios que el desorden intrinseco del alma dejó a su caótico paso.
Orquídeas en calma tras mi ventana, que bajo su fragil y liviana apariencia ocultan, la demencia eterna, adormecidas por influjo de la razón las sendas indisolubles del postrero suicidio.
-Hablan los libros y evocan los poetas- me dijo un camarada- pero de poco nos sirven hoy sus enseñanzas. Pues huelgan con el espíritu necesario del aqui y ahora; y buscan explicar, cuanto menos convencer, camuflando sin remisión la materia en sacralizada transcendencia.
¿Es acaso la poesía universal? ¿Es absoluta? Ten en cuenta amigo, que las personas nos asemejamos a paradójicas monedas de tres caras. La verdadera, real y pura por un lado. La exterior, la que el resto percibe de nosostros y la interior, la nuestra propia apoyada en la subjetiva introspección de nosotros mismos...-
-¿No crees quizá, que la primera se asemeja en la ontología que nos ocupa, a la síntesis de las dos últimas?- respondí- y que si los Dioses juegan a los dados con nuestro sino, solo a nosotros se nos ocurriria la desafiante provocación de pronosticar el devenir de la existencia?-
Alarga, si así lo deseas, la agonía; pero abstente de lamentarte después.
No way.
<<Ecos de Diciembre de 2011, extraído de http://www.fotolog.com/ezequiel_25_17/61893820/ >>
No hay comentarios:
Publicar un comentario