domingo, 20 de octubre de 2013

By John Dryder. La poesía nos vuelve tópicos.

Emprendo un arduo viaje preso del insomnio; deslizandome sin pausa entre los opuestos puntos cardinales de mi laberíntico lecho. ¿Cómo destrozar mi cerebro sin las calamitosas cantidades de apatía que bajo los neones del anonimato solo la noche me puede brindar? Olvido dolorosamente y por sistema las elocuentes frases que de nada ni nadie salvarán a aquellos que tal vez se resignen a escucharlas.
Muriendo un ápice más, a cada instante que se evapora, sin reservarme la necesaria sensación de haber obrado provechosamente. Y acompañado por la férrea convicción de haber defenestrado la esencia del tiempo por la borda de este barco que navega por siempre a la intempestuosa deriva. Constreñidos mis intestinos, claman clemencia intuyendo el fatídico final que la función les reserva. La mirada encendida en la honda oscuridad y mi ser convenientemente agarrotado, suplican por que el "momentum" definitivamente se consuma. Puede que la jaqueca se expanda. Se torne magna y el delirio asome su rota voz tras los resquicios que el desorden intrinseco del alma dejó a su caótico paso.
Orquídeas en calma tras mi ventana, que bajo su fragil y liviana apariencia ocultan, la demencia eterna, adormecidas por influjo de la razón las sendas indisolubles del postrero suicidio.

-Hablan los libros y evocan los poetas- me dijo un camarada- pero de poco nos sirven hoy sus enseñanzas. Pues huelgan con el espíritu necesario del aqui y ahora; y buscan explicar, cuanto menos convencer, camuflando sin remisión la materia en sacralizada transcendencia.
¿Es acaso la poesía universal? ¿Es absoluta? Ten en cuenta amigo, que las personas nos asemejamos a paradójicas monedas de tres caras. La verdadera, real y pura por un lado. La exterior, la que el resto percibe de nosostros y la interior, la nuestra propia apoyada en la subjetiva introspección de nosotros mismos...-
-¿No crees quizá, que la primera se asemeja en la ontología que nos ocupa, a la síntesis de las dos últimas?- respondí- y que si los Dioses juegan a los dados con nuestro sino, solo a nosotros se nos ocurriria la desafiante provocación de pronosticar el devenir de la existencia?-

Alarga, si así lo deseas, la agonía; pero abstente de lamentarte después.


No way.



<<Ecos de Diciembre de 2011, extraído de http://www.fotolog.com/ezequiel_25_17/61893820/ >>

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