viernes, 7 de enero de 2022

Complejidad aparente


Bruselas
con su corazón de arena
y su brisa de azúcar,
huele a grasa de buey
frita.
A fracaso,
a gente civilizada y salvaje
a partes iguales,
luchando por no perder el buen humor.
Personas
que no tienen tiempo
para hacer el amor
y pagan dinero
por follar
en el norte de la ciudad.
Gente que quiere ser feliz.
Se exige ser feliz.
Se condena a ser feliz.
A gente que apunta alto,
pero mea fuera.
Mientras esperan
a que por fin
los abrace el silencio.

Bref...

Huele igual
que el resto de ciudades
grises de mierda,
a excepción de la Barcelona
invernal de Orwell
que olía a revolución,
analfabetismo,
esperanza,
y orina de caballo.

Como Badiou, pienso que
los desastres acaecidos
en el mundo
proceden del desastre
contenido en las ideas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario