sábado, 21 de enero de 2017

Puedes ver la vida como yo la veo

Vivir ha de ser
como asir con fuerza y firmeza
con ambas manos
un afilado cuchillo
y dejar que la herida surja,
la sangre fluya.

Los ojos solo a veces,
permanecen cerrados.
Párpados plegados.

Sentir,
dolor sincero
pero momentáneo,
iniciático.

Esa es
si no se aplica remedio,
la consciencia absoluta y plena
de un camino sin retorno.

Recorrer y digerir la tragedia
de la cuestión del tiempo.

Vivir los últimos momentos
a través de ríos cálidos de sangre
que se vertiginan tímidos
lentamente por los brazos
hasta formar un sobrio charco en el azulejo.

Brillante u opaco.
Espeso o licuado.
Más objetivo que subjetivo.

No hay duda.

Esa es
la verdadera crudeza sin mentira,
la deconstrucción por costumbre banalizada.

Consumirse.

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