domingo, 15 de septiembre de 2013

Zure usaina, eskuetan daramat.

"Pensar muy poco las cosas, darles nulas, casi inexistentes vueltas o nunca reflexionar en exceso sobre las mismas; suponía curiosamente para nuestro antihéroe, su propia perdición intelectual y su salvación terrenal al mismo tiempo. Tras su sonrisa, risueña, agradable, su empatía generalizada y el lenguaje físico correcto; tan solo hallé a otro drogadicto más... a otro moderno asceta más. Cuya máscara había sido forjada con el paso del tiempo, el hierro candente de la experiencia, un tormento enjuto pero vivaz refulgurando, arrastrado cada diez minutos en sus adentros. Su actuación, un vodevil sudoroso y lleno de necesarios embustes hacia el respetable, se debía al lloviznar intermitente de la noche y todas las horas en ella contenidas. Un halo, inexplicable, no se le podía arrebatar. Perviviría con su maldición hasta el último aliento. Era un hombre tan paupérrimo, que por poseer, ni siquiera poseía sentimientos propios. Después, ya algo cansado, sincerado, cabalmente fustigado... cesé de mirarme en aquel espejo."

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