Harto
de lamer
con desgana
el selenio huérfano
o de quedar atrapado
cuasi lacónico,
én daguerrotipos
célebres
insulsos
y folklóricos.
Nada puedes hacer
cuando los cadáveres del tiempo
y motas de polvo adusto,
se amontonan,
se conchaban,
se conminan.
Es lasciva simbiosis,
éxodo interno,
eco incólume,
tabú de la carne.
Toda pesadumbre caústica
es muestra ligera
del pecado adquirido:
trivial cual encuentro
fortuito y desafortunado
que destila pretérito y
herrumbre insana.
Decides dar
un paso,
luego
otro,
el primero
y el último.
Para con ello
consientes fundir
no sin abyección,
talludas campanas y
baratijas familiares.
Y después
con el bronce obtenido,
todo
residual
amargo
escaso,
transiges desbastar
cañones para la muerte.
No te entiendes
y no te cansas.
Luchas ya sin ganas.
Y para colmo desfilas
perdido
con la cara maculosa y bella
de los que te precedieron,
por campos de trigo
y cielos claros.
Persigues comunicar,
aún afásico
que las respuestas son idénticas
al buscar equilibrio
sobre inherentes raíces.
Que ha llegado el momento
de necesitar el silencio.
De disfrutar satisfecho
del cansancio.
con desgana
el selenio huérfano
o de quedar atrapado
cuasi lacónico,
én daguerrotipos
célebres
insulsos
y folklóricos.
Nada puedes hacer
cuando los cadáveres del tiempo
y motas de polvo adusto,
se amontonan,
se conchaban,
se conminan.
Es lasciva simbiosis,
éxodo interno,
eco incólume,
tabú de la carne.
Toda pesadumbre caústica
es muestra ligera
del pecado adquirido:
trivial cual encuentro
fortuito y desafortunado
que destila pretérito y
herrumbre insana.
Decides dar
un paso,
luego
otro,
el primero
y el último.
Para con ello
consientes fundir
no sin abyección,
talludas campanas y
baratijas familiares.
Y después
con el bronce obtenido,
todo
residual
amargo
escaso,
transiges desbastar
cañones para la muerte.
No te entiendes
y no te cansas.
Luchas ya sin ganas.
Y para colmo desfilas
perdido
con la cara maculosa y bella
de los que te precedieron,
por campos de trigo
y cielos claros.
Persigues comunicar,
aún afásico
que las respuestas son idénticas
al buscar equilibrio
sobre inherentes raíces.
Que ha llegado el momento
de necesitar el silencio.
De disfrutar satisfecho
del cansancio.
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