Contemplando los rastros
de sol entrecortado,
Una eunuca vida en calma,
Escucho el canto servil de las aves
Espero a la nada.
Las risas opacas y
las copas de los árboles
Se alternan agitadas,
mientras pierdo al fin
el ritmo auspiciante
de una endeble potencia iniciática.
Sin tiempo para las palabras,
sin un blanco ya para la rabia,
con los dientes prestos para masticar
otro crudo atardecer.
Sentado aquí frente a mi ventana
empiezo a reflexionar
en cuantos hombres antes que yo,
postrados tras este mismo zaguán,
comenzaron a enloquecer."
Fotografía: Medina de Pomar, en algún momento de 2014.
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