"Me gusta,
sentarme en el sofá de la sala
y recordar,
quién he sido, todo lo perdido.
Quieto, ver mis cicatrices
bajo la luz del flexo,
las marcas del apego
a lo real.
Me gusta
me digo,
sentirme mal,
no exhalar el humo gris.
Colgar en la pared de la mente,
fotografías sepias,
sabor a melancolías e ilusiones
castradas.
Me gusta,
tan solo por Rilke,
tristemente, blasfemar,
y rememorar que
de nuevo lo terrible,
solo en su superficialidad,
requirió de ser amado
una vez más.
Y si es que muero,
también ojalá,
lo haré en la cuna de
lo real:
en la calle, en esa calle,
apenas limpia tras el vendaval
pero sin sentir
el acecho de otros ojos ajenos.
Con mi cuerpo yaciendo
entre laxa sangre
sobre el suelo,
desde donde poder observar
solo a veces,
los cielos claros
que vienen y van
que vienen y...
Cuando no quiero, no puedo.
Y cuando quiero, tampoco puedo."
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