"He de mear. Aguardo. Pacientemente.
Y nadie parece querer salvarse.
Digo "y" por intentar arrinconar la adversidad gramatical implícita en el "pero".
"Pero" nada mejora.
Las calles son aún pendientes inundadas por una nocturna luz anaranjada y esta galaxia; un electrón gravitando en torno a una masa de mierda aún mayor. A una distancia tan grande, que su existencia conlleva que cese inmediatamente nuestro interés sobre qué demonios es realmente esa esfera parmenídea que pone en funcionamiento el motor del universo. Lo se. Es una pesada imagen inabarcable para mi mente de pedante hormiga. Es un orgasmo matemático sublime, para Kant :
-Tengo un problema: tengo problemas. No. Miento. Solo la sinceridad y el apego por la bebida.
-¿Bebes para poder sincerarte o el ser sincero te obliga a beber para soportar el coexistir entre tanta insana falsedad?-
Estoy tranquilo. Soy un tipo tranquilo. Ahora sí. Lo he conseguido. Puedo teorizar seriamente sobre la eugenesia en otro momento. Pulir esos chistes soviéticos durante los trayectos de autobús. Sí. Meterme el puño en la boca y mordisquearlo desinteresado intentando llamar la atención de los otros. ¿Una boca muy grande o un puño muy pequeño?, pueden llegar a pensar.
Lo que sea.
"Pero" que los seres del futuro, al alternar, se ahorren el tener una vejiga tan grande o un vicio tan incombustible.
Volví a casa.
Al sentarme en la butaca, pensé en el aliento de los tiburones, en el último minuto de la Historia, la siesta de los funcionarios y en el concepto de todo aquello en lo que nunca llegaría a pensar. Tal vez, incluso todas nuestra desidias más profundas o trágicas, se deban a un dominio primitivo o aún pueril deficitario del lenguaje en miras a nuestras expectativas existenciales.
Es exasperante convivir con esa plástica abducción de que caminas dando pequeños e irrelevantes pasos hacia el comienzo de tu propia nada.
Hacerlos grandes, es apresurarse. Hacerlos trascendentes, es ciertamente costoso. Hay que ser muy fuerte de espíritu para tolerar, y en última instancia, no hay nada más difícil que tolerarse a uno mismo junto con la añaduría de sus incapacidades; de todo aquello que no está a nuestro alcance. Pero, ante todo, sucede.
Hay que ser fuerte y tolerante a partes iguales.
Hermetismo."