en un diario que no tengo,
premisas disfrazadas, aforismos sanadores,
el paso del tiempo, mutismos crueles...
todo lo que cuando cae el sol,
y se asoma la mañana, siempre es nada.
Así tener el suficiente arrojo para
romper ese espeso caparazón,
y jugar confiado con la quimera,
verter en calma de nuevo,
las sagradas lágrimas de cemento.
No tener a menudo sueño,
sea cruel otoño o terco luto añejo,
pero si constantes sueños:
que temer, entender y cultivar.
Mutables y fugaces, que vienen si van.
Lo importante es saber cuando objetar.
y jugar confiado con la quimera,
verter en calma de nuevo,
las sagradas lágrimas de cemento.
No tener a menudo sueño,
sea cruel otoño o terco luto añejo,
pero si constantes sueños:
que temer, entender y cultivar.
Mutables y fugaces, que vienen si van.
Lo importante es saber cuando objetar.
Lo importante es saber cuando callar.
Lo importante es saber cuando .
Al igual que N. Young,
yo mismo comencé a pensar
en lo que una vez me dijo un amigo.
Pero preguntándome en cambio,
si este aún seguía vivo o no.
A partes iguales es
agrío y refrescante,
recordar con entusiasmo
a quien dormía metido,
dentro de sus propias botas.
Al igual que N. Young,
yo mismo comencé a pensar
en lo que una vez me dijo un amigo.
Pero preguntándome en cambio,
si este aún seguía vivo o no.
A partes iguales es
agrío y refrescante,
recordar con entusiasmo
a quien dormía metido,
dentro de sus propias botas.
Quien se desafiaba y perdía,
todo, menos la sonrisa.
Tan vital es estar enemistado
con uno mismo,
como ser tu propio amigo."
todo, menos la sonrisa.
Tan vital es estar enemistado
con uno mismo,
como ser tu propio amigo."